SOBERANÍA SANITARIA

Nadie se salva solo y lo público es central. Durante la pandemia el Estado debió invertir y tomar medidas urgentes para asegurar la atención de la población contagiada.

Un sistema integral de salud nos remite a la complementariedad entre todos los actores de la salud, pero a mucho más que eso. 

El rol protagónico del Estado y el rol subsidiario del resto del sistema sanitario.

Así funcionó en la práctica durante la pandemia, sino hubiera sido un desastre, distinguiendo para salvar algunos y morir otros de su capacidad adquisitiva. Solo una conducción eficaz del Estado reformulando el sistema puede hacer que se gaste menos, se mejore la calidad de atención y la equidad.

Un sistema nacional integrado tiene además que centrarse no tanto en la atención de la enfermedad, sino en el fortalecimiento de la salud ya que hoy el gasto en medicamentos es un tercio del gasto nacional en salud.

Que el sistema de hospitales públicos pueda producir gran parte de sus medicamentos no sólo abaratar costos sino también a desbaratar los malos manejos en el mercado de medicamentos.

La salud es un derecho y no un privilegio de clase.